Belarra se encuentra en la margen izquierda del río Guarga; es el primer pueblo de la carretera Lanave-Boltaña (A 1604), el desvío está señalizado, hay que atravesar el río Guarga y no hay puente, de tal manera que si hay crecida, no se puede pasar, en este caso hay un acceso por la carretera vieja de Monrepós, desde el merendero de Guarga, en poco más de 4 kilómetros se llega al pueblo.
Una anécdota curiosa es que existe en el Romancero Popular del Serrablo, unos versos dedicados a la pista que lleva a Belarra, donde dice que comenzó un 25 de enero de 1949.
Los pueblos más cercanos son: Ordovés al norte, Yéspola al este y Alavés al noroeste.
En estos momentos cuenta con 9 casas: Casa Castán, Casa Simón, Casa Fabián, Casa Navarro, Casa Buesa, Casa Artero, La Escuela, Era Fabián y Era Navarro. Todas ellas están arregladas y son habitables.
“Cobijaba 4 fuegos en 1488, 4 fuegos en 1609, 4 vecinos en 1787 y 46 habitantes en 1900” (Adolfo Castán. Revista del Serrablo 1988). En la actualidad de forma fija solamente vivimos mi mujer (Resu) y yo.
Belarra aparece por primera vez documentada en 1054 cuando se cita a Gimeno Cordelle de Belarra en el Cartulario de San Andrés de Fanlo.
Unas pinceladas de las maravillas que nos podemos encontrar en Belarra: Junto al cementerio del pueblo, a unos 200 metros del mismo, cruzando un barranco, se halla la ermita de San Ramón Nonato perteneciente al románico tardío. De gran sencillez, su cabecera semicircular se cubre con bóveda de horno cubierta por pinturas (recuperadas por Amigos del Serrablo en el año 2005). Su puerta de acceso presenta arco de medio punto dovelado con un medallón grabado a su izquierda y la fecha de 1635, fecha en la que se cree que se realizó un remodelado de la Ermita y sus pinturas y casi con total seguridad el momento en el que se hizo el precioso suelo de canto rodado de su interior (restaurado por Amara Carvajal gracias a Amigos del Serrablo en el año 2006).
En cuanto a la arquitectura popular, destacan las puertas de entrada a las casas: dos adinteladas en Casa Buesa y Casa Navarro y una adovelada de medio punto en Casa Fabián, todas ellas del siglo XIX. Existe también un buen número de ventanas, muy bien labradas, de los siglos XVIII y XIX, en Casa Buesa, Casa Fabián y Casa Simón, muchas de ellas enmarcadas con morteros de cal. También podemos admirar chimeneas troncocónicas con sus “espantabrujas”, palomares en las falsas…. En el interior de alguna casa, nos encontramos con el “típico hogar pirenaico” donde las llamas nos hipnotizan con su música y baile. Se mantiene en muy buenas condiciones la Iglesia del pueblo, dedica a San José, donde se guarda a buen recaudo una pila de agua bendita.
Según el testimonio de Regino Berdún, en su libro “Memorias de la Guarguera Viva”, el Ropón de Belarra aún estuvo presente en el Puerto de Santa Orosia, el 25 de Junio de un par de años después de la guerra. La obligación del pueblo eran dos personas, éstas, el día de San Juan llegaban a Yebra y pasaban la noche velando a la Santa en la Iglesia; al amanecer, comenzaban el día con el Rosario de la Aurora por las calles de Yebra, y después ya se subía a Puerto, a disfrutar del día más emocionante del año para nosotros los Romeros. Esa misma noche, los Romeros pasaban la noche en Yebra y al día siguiente volvían camino a casa. Unos 60 años después, el 25 de Junio de 2003, el Ropón de Belarra volvió a estar presente en el Puerto de Santa Orosia, lo portaba con gran orgullo y muchos nervios, mi hija Isabel.
Actualmente en Belarra hay 5 cotas de romeros. Desde el día que Isabel vistió el Ropón de Belarra, todos los años, nuestro Ropón hace acto de presencia en tan importante día, subiéndolo mi mujer, Resu, mi hija y un servidor, sintiéndonos unos grandes privilegiados por poder portarlo cada 25 de Junio en compañía de nuestros hermanos romeros, cruceros, danzantes y todos los fieles a Santa Orosia, siendo para nosotros un gran honor formar parte de esta Familia.
QUÉ SANTA OROSIA NOS SIGA GUIANDO Y PROTEGIENDO
Andrés de Casa La Era de Belarra
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