FENILLOSA

FENILLOSA

Llevo el ropón de Fenillosa desde 2009 (antes mi padre lo había subido al puerto durante muchos años) y, aunque no tengo ninguna relación con el pueblo, me he comprometido a presentarlo en este grupo de romeros. Para ello he contado con la ayuda de Cristian Laglera que escribe sobre Fenillosa en su libro La Alta Guarguera, y de Jesús Castiella, también romero, que es quien mejor lo conoce por ser de Ceresola, ya que hubo una buena relación entre las familias de los dos pueblos.

El pueblo está deshabitado desde los años 40 y cada vez que me pongo el ropón de Fenillosa pienso que tendría que averiguar si queda algún descendiente del pueblo. Y esta ha sido la ocasión para hacerlo. Jesús Castella conoce a la señora Piedad Baster Castán de Casa Giménez de Fenillosa y gracias a él, he podido conversar con ella y contactar con otros familiares.

La información sobre Fenillosa que contiene el libro de Cristian Laglera Bailo, La Alta Guarguera, págs.104-118 (Editorial Pirineo, 2024), un valioso documento sobre pueblos deshabitados, me ha servido como base para escribir esta presentación. Las fotos provienen de su libro, también incluyo las que amablemente me ha cedido Jesús Castiella, junto con sus dibujos, donde podemos ver cómo era la iglesia, en ruinas desde hace mucho tiempo. Aunque se trata de un pueblo muy pequeño y aislado, situado en la falda de la sierra de Picardiello, entre los barrancos de Bescós y Fenillosa, data de muy antiguo y figura como una rectoría de seis vecinos en 1346. En 1646 había tres “fuegos” y se le atribuyen 3 casas en 1845. En aquellos tiempos no faltaba el agua, había buenos pastos, campos de cereales y una iglesia. Pero como en muchos otros pueblos, la vida se fue haciendo más difícil por la dureza del terreno y la falta de servicios, y el pueblo se fue vaciando. En 1940 ya solo había dos casas, Casa Giménez y Casa Pinchán con un censo de 20 personas. Por las fotos (años 40) se puede ver que eran grandes, buenas casas. 




Casa Giménez, Foto de Piedad Baster    

                                                           Casa Pinchán, Foto de Sergio Bescós 



La Iglesia era de nave única y rectangular, con una torre no muy alta y una puerta dovelada al sur. Conservaba en 2020 algunos restos decorativos y por sus elementos arquitectónicos podía datar del siglo XVII. 


La Iglesia de San Juan, Dibujo de Jesús Castiella 


Piedad Baster Castán de Casa Giménez, según el dibujo de Jesús Castiella, me explica con todo detalle cómo era su casa. Me cuenta que de niños iban a la escuela a Ceresola, que disfrutaban mucho en las fiestas de San Juan el 24 de junio, y que subían a la romería de Santa Orosia, en Yebra de Basa y de San Urbez, en Nocito. 



Casa Gimenez, Dibujo de Jesús Castiella 
  

                                             Fiestas de San Juan, Foto de Piedad Baster 


Con particular emoción me cuenta también cómo en 1944 tuvieron que abandonar su pueblo definitivamente, “con lo puesto”, cuando Patrimonio Forestal “compró” el pueblo, cediéndoles solo seis días para desalojarlo. Se fueron a Altorricón donde la familia pudo salir adelante, con esfuerzo, trabajo y gracias a la ayuda que recibieron de los vecinos.

Para completar esta presentación, quise ir a ver en qué estado se encontraba el pueblo que encontramos fácilmente gracias a las indicaciones de los habitantes de Ceresola. Sin embargo, no fue tan fácil entrar porque, además de estar cubierto por la maleza, hay muchos arboles caídos, lo que dificulta los accesos que, en algunos casos, son ya impenetrables. Subiendo a través de las terrazas de cultivo, todavía perceptibles, pudimos aproximarnos solo a alguna ruina de las viviendas. Por eso incluyo la foto de Manolo Sorinas, del libro “Alta Guarguera” de 1997 que es más representativa. Fue más fácil acceder a las bordas en el exterior del pueblo y pudimos fotografiarlas. 

Bordas (abril 2025)                                      Ruinas casa 2025     Casa Giménez (M. Sorinas 1997

Para terminar, quiero agradecer enormemente a Cristian Laglera y a Jesús Castiella su disponibilidad, y a la señora Piedad Baster Castán, su amabilidad. Conversar con ella fue entrañable, su relato me ayudó a situarme en el que fue su entorno, el hoy tristemente desaparecido pueblo de Fenillosa, al que cada año represento con cariño y orgullo, en el puerto de Santa Orosia, envuelta en el ropón. 


Carmen Claver.



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