Aunque San Esteban siempre ha sido un pueblo pequeño, cuenta con una larga historia que se remonta, al menos, a antes de 1303. Ya aparecía mencionado en el fogaje de 1495, aunque la verdadera antigüedad de sus orígenes sigue siendo un misterio más en la historia de La Guarguera. Los registros muestran altibajos en su población a lo largo del tiempo: desde ser considerado despoblado en algún momento —posiblemente a causa de alguna de las pestes que asolaron la región— hasta alcanzar un máximo de 45 habitantes en el siglo XVII, cuando llegó a tener tres casas: Casa Castillero, Casa Martín y Casa Estachero.
Con el paso del tiempo se llegó a los años 70 con una única casa en pie, la Casa Castillero.
Gracias al trabajo y el esfuerzo de los abuelos Pablo y Teresa, el pueblo ha conseguido llegar a ser lo que es hoy en día, recuperando tres casas como las que conformaban en sus orígenes el núcleo.
Siempre se ha participado en dos romerías, la de San Urbez y la de Santa Orosia. A las dos siempre intentaron acudir nuestros abuelos. Salvo coincidencias, que siempre las ha habido y de las cuales recuerdo las disputas generadas sobre la elección. Invariablemente, Santa Orosia tenía mayor llamamiento. No olvidemos que en los orígenes de la casa uno de los abuelos venia de Yebra y revisando capitulaciones matrimoniales de la casa Castillero en el siglo XVI, encontramos a la primera Orosia de la familia.
Actualmente, como ya he dicho el pueblo tiene tres casas, con sus yerberos, tiñas y bordas. La iglesia ya no existe, está en ruinas, ya solo son piedras. Nosotros todavía la recordamos en los años 80 una iglesia con paredes, puertas y con la bóveda construida con “tosca” completa, pero sin tejado.
La iglesia en honor a San Esteban Protomartir sufrió el olvido y la desconsideración del obispado. Considerándola extinta, donó las losas del suelo y algunas piedras de ventanas a la asociación de amigos del Serrablo que se las llevo para utilizarlas en el suelo de otra iglesia que estaban reconstruyendo. A partir de ese expolio desapareció el suelo y las ventanas, debilitándose las paredes y la bóveda que se cayó poco a poco.
Esta es la historia real, sin ánimo de desconsiderar el mérito de amigos del Serrablo en otras facetas, pero todo tiene sus luces y sus sombras. A nuestra iglesia le tocó “la sombra” del expolio.
Así fue hace muchos años, ahora solo hay un montón de piedras……
Aunque ahora tenga tres casas, el pueblo sufrió los años duros de la despoblación, cerraron la escuela de Gesera y como consecuencia San Esteban cerró también. No poder llevar a los hijos a la escuela obligó a nuestros padres a vender el ganado y marchar a vivir a Sabiñanigo.
Cuando marcharon ni siquiera había una pista para acceder con vehículo hasta el pueblo. Posteriormente la nostalgia nos guiaba al pueblo. Todavía recordamos cercanos y encantadores los viajes con “Paco el Correo” que nos dejaba por la mañana en el puente de Guarga.
Él continuaba el recorrido y se iba a llevar las cartas con su coche hasta Laguarta y por la tarde nos recogía otra vez en el puente. Eran siempre días estupendos: paseo matutino, llegar a casa, cortar “zarzas y artos” que crecían con potencia y rapidez increíble y tras la comida ya solo faltaba el paseo de vuelta hasta el puente de “Lañazalai”.
Paco nos recogía puntual como siempre para volver a Sabiñanigo con “las baterías cargadas” y mucha pena por dejar la casa sola.
Pasaron los años y llegaron los petroleros a Sabiñanigo. El descubrimiento del gas en el Serrablo además de una explosión económica para la localidad a San Esteban de Guarga le regaló una pista de acceso.
Como consecuencia de las prospecciones que requirió el estudio geológico, uno de los pequeños sondeos de estudio lo situaron en “la Collareta” muy cerca de las casas de San Esteban. Para poder acercarse con sus camiones, nos hicieron la pista que ahora utilizamos para acceder al pueblo. Casualidades que da la vida¡¡¡
Otro hito fue la llegada de la luz eléctrica en año 1999 (no hace tanto..) gracias a la línea que se dirigía a Nocito se realizó un ramal para el pueblo. Por fin llego la modernidad: nevera, lavadora y mucho más…..
En tiempos históricos ya Madoz (1850) citó a San Esteban como “bien combatido de los vientos y con clima sano “, con un terreno “montuoso, feraz y árido” que produce “trigo, avena, alguna judía y leña de pino y boj en escasez”. En aquellos momentos no habló de algo que ahora es un gran patrimonio, la tranquilidad, de la cual disponemos en abundancia.
El futuro del pueblo está en los jóvenes a los que intentamos transmitir el amor por un pequeño pueblo que te acoge y ofrece sus rincones para el disfrute, caminando por esos pasos, que no por viejos son menos relajantes y encantadores.
Está claro que la agricultura del pueblo no podrá alimentar muchas bocas, pero siempre hay otros caminos en el mundo rural actual, que bien planteados hacen que un lugar no pierda su atractivo y adorable encanto que a todos invitamos a conocer. Os recibiremos encantados para poder dar un paseo hasta el barranco de la sierra.
Javier
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