Y otro año más nos reunimos en el Monte de Yebra! Esta vez se encontraron en el alto mas cruces que nunca. Los danzantes no pararon de bailar con brío y entusiasmo. Las banderas surcaron los cielos, bandeadas con fuerza y elegancia. Los romeros acompañaron a la Santa en su camino, sin tener en cuenta el calor y el cansancio desde las siete de la mañana a la última eucaristía de las 7 de la tarde; Los jóvenes y los menos jóvenes, todos con profunda devoción y con el mismo temple. Brilló el sol y el cielo azul todo el día, y el monte lucía un precioso manto
amarillo de las aliagas en flor. Fue una preciosa sinfonía de colores, de cánticos y oraciones, de jotas y conversaciones, de saludos y recuerdos. Aire de montaña y agua cristalina, lágrimas de emoción y ruegos.
Con estas palabras cerró el Repatán el día en el puerto de Santa Orosia:
Te conozié n’iste Puerto
me prendé de tú y d’a Santa
dende antonzes siempre biengo
porque si no, algo me falta.
Asinas yo tos espido
plantar fuerte y no reblar,
que otra añada n’ista fiesta
nos golbamos a alcontrar.
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